Jueves 14 de julio

El día venía intenso, la tarde anterior habíamos decidido dedicar la mañana para ver los monasterios y templos del sector Oeste de UB. Son sin duda los más importantes de la ciudad y probablemente del país. Es mucho mejor ir por la mañana porque son todos templos que operan como tales y uno puede presenciar los cánticos y rezos de los monjes budistas. Así que nos levantamos temprano y partimos en nuestra misión mística.

Primero visitamos el Monasterio Bakula Rinpoche que fue fundado en 1999 por embajador indio, que a su vez era una reencarnación de un Lama de Ladakh. Sus cenizas están enterradas en este monasterio. No está abierto al público y no presenta gran interés salvo para quienes deseen estudiar las enseñanzas de Buda, ya que es un centro de estudio.

De ahí pasamos al Templo Gesar y que debe su nombre a un mítico rey tibetano. Este templo es sencillo y de menor tamaño que otros que vimos, pero me pareció encantador y menos orientado al turismo. Cuando llegamos los monjes estaban orando y entonando sus cánticos. Por suerte no nos dejaban sacar fotos, lo que me permitió abandonarme y sentir la plácida atmósfera que generaban los monjes con sus rezos matinales.
Ulaanbaatar – A hard day’s night
Ulaanbaatar – A hard day’s night Ulaanbaatar – A hard day’s night
Cruzando un barrio bastante precario de casillas y gers, pobre, pero menos que cualquiera de nuestras villas y mucho más ordenado; llegamos al complejo de templos y monasterios de Gandan Khiid que es uno de los más importantes de Mongolia y una de sus principales atracciones turísticas. La construcción de este complejo fue iniciada por el 4º Bogd Gegeen en 1838, como el resto de los monasterios mongoles fue destruido o abandonado durante las purgas stalinistas de 1937. Actualmente se encuentra funcionando a pleno y cuenta con 600 monjes. Con Rosario pudimos asistir a diferentes ceremonias, que en este caso sí dejaban filmar y fotografiar, el ambiente era mucho menos "religioso" que en el Gesar, de hecho los monjes se reían, hablaban entre sí y pude ver uno que incluso hablaba por su celular mientras pasaba las cuentas del rosario budista.

Pero no todo fue tan fácil en una de las últimas ceremonias a la que asistimos un monje encapuchado se la agarró a empujones con Rosario echándola del templo para evitar que siguiera filmando… En fin, no tan tranquilos estos muchachos budistas, no? Esto sucedió en el Gandan Sum, que es el templo donde se celebran las principales ceremonias.
Ulaanbaatar – A hard day’s night
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Ulaanbaatar – A hard day’s night Quizá el edificio más importante sea el Migjid Janraisig Süm, de tamaño imponente que ve realzada su magnificencia por el color blanco de las paredes y los techos verdes. A éste lo mandó a construir el 8º Bogd Khan en1911, esperando que esta obra le curara la ceguera que sufría como consecuencia de la sífilis. No sabemos si el remedio intentado fue efectivo, pero la obra quedó con un magnifico Buda de 26 metros hecho en 1996 con donaciones de Nepal y Japón.

Tratando de buscar yo también cura a mis males, aunque muchos menos cruentos que los que aquejaba al Bogd Khan hice girar todos los tambores de la buena fortuna que me pusieron a tiro, incluso unos enormes que estaban a la entrada de este monasterio, implorando siempre por la buena salud de nuestras motos. No contento con esto y siguiendo con la búsqueda de vencer el gualicho, me compré un rosario budista, que uso como pulsera. Como este país no es particularmente gay friendly, es más hay legislación represiva al respecto, Rosario me dijo que iba a terminar en cana.

Lo bueno es que cuando empezaron a caer algunos ómnibus con turistas nosotros ya estábamos terminando nuestra visita. Así que de ahí partimos hacia el Centro Shaman de Eterna y Celestial Sofisticación, esperando encontrar un shaman que operar el desengualichamiento. Pero los shamanes habían cerrado por Naadam.
Ulaanbaatar – A hard day's night
Nos fuimos al departamento a comer unos sándwiches y de ahí a buscar las motos. Llegamos al estacionamiento y el portón estaba cerrado y ni señales de vida de nadie. Ya me ponía a dudar sobre la efectividad de mis rezos y daba paso a las imprecaciones. No sé qué es lo que funcionó, pero aparecieron los cuidadores y una vez que sacamos las motos nos dijeron que no había más trato. Se ve que el patrón les dio la cana.

Las motos arrancaron, no digamos que bien, sólo digamos que logramos ponerlas en funcionamiento. Y salimos rumbo al monumento a Chinggis Khan. La ruta estaba llena de tráfico y no era un rodar agradable, pero era un rodar, finalmente. Andábamos a 60 km/h, hasta que empecé a meterle un poco más y llegué a los 100 km/h. Cómo todo es relativo! Esa velocidad que es un ronroneo tranquilo en mi Súper Tenere, en estas motos parece que fuera causa de destrucción universal. Trepidaba como un martillo neumático. Tal era la situación que cada tanto me daba vuelta a ver si no se había caído algún pedazo por el camino.
Ulaanbaatar – A hard day’s night
Ulaanbaatar – A hard day's night Los que me conocen de mi viaje anterior saben de mi inveterada costumbre de perderme, con o sin GPS. Partimos hacia el Monumento de Chinggis Khan, pero en un momento se me acabo el camino. Entonces atravesamos una cantera con las motos, paramos a unos hombres de un camión que nos indicaron la dirección en qué debíamos ir. Para eso teníamos que hacer un cruce a campo traviesa, agarrar unos caminos con arena y finalmente vi una densa columna de vehículos, mi inmediata deducción es que como estamos en el Naadam la gente va a presentarle sus respetos al fundador del Imperio. Nones. Iban al Parque Nacional Terelj. El parque está lleno de gers y lodges para todos los gustos, pero todo muy ordenadito y prolijo muy bien armado para recibir turismo con algún grado de sofisticación y que quiera pasar una noche "excéntrica" en un ger. El paisaje sí es maravilloso, son las verdes montañas de Mongolia, pero el complejo turístico es de terror. Sacamos unas fotos, volvimos a UB, acollaramos las motos en la puerta de calle y nos dedicamos a un merecido descanso después de recorrer casi 150 kilómetros con estas motos, que hay que lucharlas como si estuvieran diseñadas para físico culturistas. Todo es un esfuerzo ponerlas en los caballetes, frenar, apretar el embrague que parece atascado, los cambios que entran con dificultad… No son motos… son una vía dolorosa!
Por eso admirable el coraje y voluntad de Rosario que logró tomarle la mano a las motos rusas y ya está dispuesta a partir al desierto.
Ulaanbaatar – A hard day's night
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